Con el reto de mantener la fiabilidad y de autentificar rápidamente al verdadero usuario, los fabricantes siguen dedicándose a nuevos tipos de biometría móvil.
Al principio, los usuarios sólo podían confiar en una contraseña numérica para cifrar sus registros bancarios, números de tarjetas de crédito, mensajes privados y otra información personal. Con el tiempo, las formas de entrar el teléfono han ido avanzando y han llegado a reconocer las características físicas del individuo.
A continuación, te hablaremos de esta sostificada tecnología.
Reconocimiento del rostro
Al igual que el lector de huellas dactilares, Apple fue un precursor del reconocimiento facial. El software mapea los rasgos faciales conocidos como rasgos nodales para autentificar a la persona. Face ID es el mejor y más estable modelo de desbloqueo de iPhone y es el más rápido en el iPhone 11 Pro.
Además, es muy fácil de usar, pues sólo hay que mirar la cámara frontal.
Lector de Iris
El Galaxy S8 propuso una importante forma de desbloqueo: la detección del iris. Aquí, el dispositivo traza un mapa de los rasgos peculiares que componen el iris del ojo humano (como las características de un ojo robótico) y luego autentifica al usuario.
Es un enfoque muy exitoso que impide masivamente los intentos populares de acceder al teléfono móvil de otra persona. Sin embargo, los consumidores experimentados han elaborado estrategias para recrear las características del propietario del sistema y engañar al espectador. Además, la identificación del iris era más lenta que la detección de las huellas dactilares.
El sensor en la parte posterior
Debido al nuevo patrón de aumento de las pantallas, el lector de huellas dactilares comenzó a trasladarse hacia la parte posterior del dispositivo. Como antes de que el sensor estuviera en el frente, ocupaba el espacio debajo de la pantalla, que ocupaba gran parte del borde inferior, un área que podía ser utilizada para la pantalla.
Poco a poco, el lector fue disminuyendo hasta morir completamente, y luego se desplazó a la parte posterior. De hecho, existen teléfonos móviles en los lados que lo presentan.
Al estar oculto, el sensor daba un poco más de protección al usuario, por lo que la gente ya no podía ver claramente qué dedo activaba la máquina. La operación fue más lenta, sin embargo, que cuando se puso en la parte delantera, ya que el usuario no podía ver el sensor.
El Redmi Note 7 es uno de los dispositivos que enfoca esta tecnología en la parte trasera, pero también está presente en los Galaxy A20 y A30.
El sensor integrado en la pantalla
Aunque el lector biométrico ya no formaba parte de la parte delantera del dispositivo, seguía molestando al usuario el hecho de tener que tocar con los dedos la parte trasera mientras maniobraba el teléfono para no caerse. No obstante, la idea de hacer avanzar el sensor era inconcebible, pues los fabricantes ya habían aprovechado la zona para estirar la pantalla. La opción, entonces, fue poner el lector integrado en la propia pantalla.
La innovación llevó la tecnología al nivel de los ultrasonidos, produciendo más protección y ritmo mediante el escaneo digital y la formulación de un modelo 3D simulado. Sin embargo, fue fácilmente eludido con un simple detalle: como la mayoría de los paneles son de vidrio, el digital humano deja una marca de calor, por lo que podría ser clonado.
Biometría móvil: Reconocimiento del rostro
Al igual que el lector de huellas dactilares, Apple fue un precursor del reconocimiento facial. El software mapea los rasgos faciales conocidos como rasgos nodales para autentificar a la persona. Face ID es el mejor y más estable modelo de desbloqueo de iPhone y es el más rápido en el iPhone 11 Pro.
Además, es muy fácil de usar, pues sólo hay que mirar la cámara frontal.