Ai-Da es el nombre de un robot que ha sido diseñado originalmente con el objetivo de convertirse en un artista, y de hecho, ha conseguido un reconocido prestigio, pero lo cierto es que tampoco ha estado exento de problemas, y es que en su último viaje a Egipto con el objetivo de demostrar su valía, acabó en la cárcel por ser sospechoso de espionaje, una situación bastante particular que, por suerte, se acabó resolviendo bien.
El robot artista Ai-Da
Para ser artista hace falta tener corazón, cerebro y espíritu… O algunos microchips, algo que Aidan Meller ha demostrado a través de su creación Ai-Da, un robot que tiene la capacidad de crear auténticas obras de arte.
Este robot está compuesto por varias cámaras e incluye diferentes algoritmos que tienen como objetivo permitirle ser en cierto modo creativo, y dar lugar a nuevas obras de arte.
Se trata de una creación sorprendente, a la cual, Meller intenta dar una apariencia lo más parecida a una persona real pero, ¿podrá realmente llegar a crear auténticas obras de arte como si se tratara de una persona viva?
Lo cierto es que ya tiene una colección muy completa e interesante, aunque el aspecto del lado humano de la misma, es algo que ella queda en manos de la opinión de cada uno, y es que no debemos olvidar que hablamos de una pequeña polémica en la que se debate si el arte puede ser creado a partir de la ciencia.
Un incidente por sospechar que era un robot espía
Aidan Meller pensó que su proyecto Ai-Da podría participar en una exposición en Egipto conocida como Forever is Now, concretamente en el Cairo, donde podría exhibir sus obras y darse a conocer al mundo.
Sin embargo, las cosas no iban a salir tal y como parecía, y es que nada más aterrizar, en el aeropuerto retuvieron tanto a Ai-Da, su creador, al parecer porque sospechaban que podría ser un robot diseñado para el espionaje.
La situación llegó a ser muy preocupante, hasta el punto que casi pierde la oportunidad de participar en la exposición, puesto que fue liberada tan sólo un par de horas antes de la misma.
Las sospechas partían del módem que Ai-Da lleva incorporado, el cual se conecta a Internet.
Meller dijo que no había ningún problema en desconectarlo, pero tras la inspección, los guardias también prestaron atención a las cámaras que llevaba en sus ojos, aunque en esta ocasión, Meller se negó en rotundo puesto que sin las cámaras el robot pierde su capacidad para realizar los trabajos.
Las cosas se pusieron feas, hasta el punto que Meller tuvo que tirar de sus contactos con el objetivo de conseguir que el embajador británico intermediase en esta polémica, debido a lo cual se llegó a tratar el asunto como si fuese un incidente diplomático menor entre Egipto y Reino Unido.
Por suerte, al final todo se solucionó bien, y Ai-Da tuvo la oportunidad de mostrar al mundo sus grandes dotes como artista, y convertirse en el primer robot que demuestra estas capacidades y que, sin duda, va a dar mucho de qué hablar en los próximos años.