Windows 10 es el sistema operativo más utilizado en la actualidad, y es que Microsoft ha hecho todo lo posible no sólo por difundirlo en la mayor cantidad posible de hogares y empresas, sino que además también estamos hablando de un sistema operativo muy estable, muy completo y que nos ofrece una gran polivalencia, consiguiendo adaptarse a prácticamente todo tipo de equipos incluyendo aquellos que ya tienen unos cuantos años a sus espaldas. Sin embargo, si queremos sacar el máximo partido a este sistema operativo y a nuestro propio equipo, a continuación os vamos a dar algunas recomendaciones para optimizar Windows 10, a través de las cuales vais a conseguir una mayor estabilidad, mayor fluidez y en definitiva más posibilidades a la hora de sacarle partido a vuestro equipo.
Asegúrate de que siempre tienes todos los programas y drivers bien actualizados
En primer lugar, para optimizar Windows 10 debemos empezar asegurándonos de que todos los programas y drivers se encuentra bien actualizados.
Debemos ser conscientes de que tanto los programas como los drivers van recibiendo actualizaciones de forma regular, de manera que a través de ellas se busca no sólo solventar los errores que se puedan producir en su funcionamiento, sino que también se adaptan al funcionamiento del sistema operativo en el que lo utilizamos, aumentan su seguridad, y por supuesto también garantizan una mejor estabilidad y velocidad de funcionamiento.
En este sentido, los drivers son lo más importante y a lo que debemos prestar una mayor atención, ya que de hecho, un ordenador con drivers desfasados o desactualizados, lo habitual es que mermen su rendimiento, pero además también debemos recordar que puede llegar un momento en el que esos drivers ya no funcionen por problemas de compatibilidad, o incluso no podamos utilizar adecuadamente determinados programas precisamente porque los drivers de nuestro equipo están desactualizados.
Sabemos que realizar la actualización de forma manual no es algo precisamente agradable, ya que tenemos que ir a la página oficial y buscar los drivers específicos de nuestro equipo, y en muchos casos, si tenemos un ordenador clónico o tiene actualizaciones de hardware, eso se traduce en que vamos a tener que ir visitando varias páginas oficiales para todos y cada uno de estos drivers.
Por esa razón, lo mejor en estos casos es que nos hagamos con alguna herramienta de actualización de drivers como por ejemplo Driver Booster, de manera que lo único que tenemos que hacer es ejecutarla con cierta regularidad y, ella sola, se encargará de detectar no sólo los dispositivos que tenemos instalados, sino también si existen drivers más actualizados, llevando a cabo la instalación por su cuenta y sin que tengamos que intervenir.
Cabe destacar que esta herramienta en particular nos ofrece una versión totalmente gratuita que podemos instalar en nuestros equipos con sistema operativo Windows desde Windows XP hasta Windows 10, pero por supuesto también podemos adquirir la versión de pago que incluye más funcionalidades y que nos garantiza un control constante y exhaustivo para garantizar que siempre disponemos de las últimas versiones en materia de drivers.
Igualmente, los programas también suelen incluir la opción de actualización automática, una opción muy recomendable que vale la pena tener activada ya que de esta forma no nos tendremos que preocupar por asegurarnos de que tenemos instalada la última versión.
Aumenta la velocidad de inicio de Windows 10
Cuando instalamos nuevos programas en nuestro equipo, algunos de ellos se configuran de manera que se activan total o parcialmente al iniciar Windows 10, algo que puede ser muy interesante si se trata de programas a los que vamos a sacar partido de forma continua, pero en el caso de que sean programas de uso ocasional, al final lo único que están haciendo es consumir recursos de nuestro equipo no sólo en el inicio, produciendo una ralentización al iniciar el ordenador, sino que permanecen en funcionamiento durante toda la sesión, con lo cual consume recursos, consume electricidad y por supuesto también influye en la temperatura del equipo.
Por ello es importante que seamos conscientes de que existen estos programas, de manera que es muy importante que tengamos acceso a ellos y, sobre todo, elijamos cuáles queremos que se inicien automáticamente y cuáles queremos que permanezcan desactivados hasta que los activemos de forma manual.
En Windows 10 es muy fácil encontrar los programas que se inician con el equipo, además de que también tendremos la posibilidad de averiguar el impacto que tienen, es decir, si consumen más o menos recursos.
Gestionar los programas de inicio en el Administrador de tareas
Para ello tenemos que ir al Administrador de tareas, ya sea buscándolo a través del buscador de Windows 10 o pulsando las teclas CTRL + ALT + SUPR.
Una vez dentro tenemos que hacer clic en la pestaña “Inicio”, y aquí vamos a poder ver todos los programas que se inician automáticamente con Windows 10, si se encuentran habilitados y el impacto que tienen sobre el equipo.
Básicamente tan sólo tenemos que seleccionar el programa que queremos evitar que se inicie con Windows, y a continuación hacemos clic en el botón “Deshabilitar”, de manera que al instante se deshabilitará, información que nos aparecerá en la barra Estado, y por lo tanto sabremos que ya no se iniciará con Windows, lo que significa que va a dejar de consumir recursos tanto en el inicio, facilitando de esta forma que el equipo se inicie más rápidamente, como durante su funcionamiento, logrando de esta forma evitar también el consumo de recursos con lo que aumentaremos de este modo la velocidad de nuestro equipo.
Evidentemente, esta optimización de Windows 10 la vamos a notar mucho más en los equipos que tienen una menor potencia, pero en cualquier caso siempre os recomendamos que lo tengáis en cuenta independientemente de la potencia de vuestro equipo, para un inicio más rápido y para evitar estar consumiendo más de lo necesario y calentando el equipo para nada.
Por otra parte, también encontraréis la pestaña “Servicios”, a través de la cual podréis acceder a todos los servicios activos en este instante. Eso sí, tocar aquí ya va a depender de los conocimientos que tengamos, y es que, si no estamos seguros del uso de un determinado servicio, es mejor que lo dejemos en funcionamiento.
Para activar y desactivar los servicios no tenemos más que hacer clic con el botón derecho sobre ellos, de manera que por ejemplo, para qué queréis que este activo el servicio Xbox Game Monitoring sino le estáis dando uso, ya que evidentemente va a estar consumiendo una serie de recursos de forma totalmente innecesaria.
Gestionar los programas de inicio en Configuración del sistema
Por otra parte también podemos ir al buscador de Windows para localizar la aplicación de escritorio Configuración del sistema, a través de la cual veremos la pestaña “Servicios”, donde vamos a tener a nuestra disposición un listado con muchas más aplicaciones que se inician automáticamente con Windows 10.
Básicamente aquí ocurre lo mismo que en el caso anterior, es decir, vamos a indicar cuáles queremos que estén activadas y cuáles de ellas queremos desactivar por completo.
En este caso, las que tengan seleccionada la casilla de la izquierda estarán activadas, mientras que las que no la tengan, estarán desactivadas. Abajo del todo veréis la opción “Ocultar todos los servicios de Microsoft”, una opción que es interesante elegir ya que de esta forma van a desaparecer del listado todos estos servicios que a priori posiblemente queráis tener activados.
Por supuesto también vamos a tener la posibilidad de instalar programas que nos pueden ayudar a seleccionar los programas que queremos que se activen al inicio con Windows, pero el caso de Windows 10, como lo tenemos tan fácil, en realidad no es necesario.
No olvides desactivar también los servicios que no necesites
Antes de nada es muy importante que seáis conscientes de que vamos a tener un apartado muy delicado, es decir, si no sabéis lo que estáis activando desactivando, es mejor que lo dejéis tal cual, ya que desactivar algo que el equipo necesita, puede dar lugar a un mal funcionamiento del mismo.
En cualquier caso, si vamos desactivando los servicios uno a uno, en el caso de que se produzca alguna anomalía, rápidamente podremos volver de nuevo al apartado de servicios para reactivar aquel que sea necesario.
No obstante, hay tres servicios que podemos desactivar sin ningún tipo de problema que son los siguientes:
- NET State Service
- Windows Media Player Network Sharing Service
- Portable Device Enumerator Service
Lo que tenemos que hacer es utilizar el buscador para abrir la aplicación de escritorio “Servicios”, con lo que os aparecerá una ventana similar a la siguiente:
Aquí tenéis un listado con todos los servicios que se encuentran activados, de manera que lo único que tenemos que hacer ahora es dirigirnos al servicio que queremos gestionar, ya sea activar, desactivar o incluso elegir si lo queremos automatizar o gestionar de forma manual.
Hacemos doble clic sobre el mismo y veremos una ventana donde aparece el apartado “Tipo de inicio”, donde tendremos la lista desplegable que nos permitirá elegir la función que más nos interese.
Os recordamos que este tema es muy delicado, por lo que os aconsejamos que tan sólo gestionéis aquellos servicios que realmente conocéis, y en caso de duda, lo mejor es preguntar en foros de soporte y, sobre todo, hacerlo todo de forma pausada, es decir, ir gestionando los servicios uno a uno para poder recuperar el sistema fácilmente y saber que es lo que ha fallado en el caso de que se produzcan problemas.
Mantén limpio tu equipo y deshazte de las aplicaciones y programas que no necesitas
Para conseguir una buena optimización es imprescindible que nos preocupemos por mantener limpio nuestro equipo, y es que a menudo vamos instalando aplicaciones y programas que no necesitamos realmente, de manera que al final acaban ocupando una gran cantidad de espacio e incluso consumiendo recursos de forma totalmente absurda.
Os recordamos que instalar y desinstalar programas muchas veces puede dejar restos en el sistema, lo cual hace que quede una desorganización importante y, en definitiva, el equipo poco a poco se vaya ralentizando.
Aunque Windows 10 cuenta con un desinstalador muy completo y efectivo, también tenéis alternativas como es el caso de Iobit Uninstaller, de manera que incorpora un sistema de desinstalación muy fácil de utilizar y que además también nos permite eliminar todos los restos que hayan podido quedar en nuestro equipo de dicho programa.
No obstante, lo habitual es utilizar el propio desinstalador de Windows 10, en cuyo caso, lo único que tenemos que hacer es echar un vistazo a todos los programas que tenemos instalados, seleccionar aquellos que no utilizamos, y a continuación hacemos clic en el botón “Desinstalar” que nos aparecerá en el recuadro.
Os recordamos que desde aquí vais a poder desinstalar prácticamente todos los programas y aplicaciones, aunque hay algunas herramientas que Windows 10 no permite desinstalar, pero siempre vale la pena que echéis un vistazo, ya que al instalar Windows 10 por defecto también nos instala aplicaciones que seguramente no vais a usar nunca como por ejemplo relacionadas con la Xbox, noticias, etc., con lo cual más vale que las desinstaléis y así optimizaréis mucho más el funcionamiento, ya que por norma general dichas aplicaciones están siempre activas consumiendo recursos de forma innecesaria.
Optimiza el rendimiento a través de la energía, memoria virtual y los efectos visuales
Ahora vamos a proceder a optimizar el rendimiento de la energía, la memoria virtual y los efectos visuales, y en este sentido está claro que la elección va a depender sobre todo del tipo de equipo que tengamos y del uso que hagamos de él, es decir, evidentemente, un equipo al que tengamos que exigir un gran rendimiento, no debemos recortar el consumo de energía, ya que los procesos se van a ver afectados en este sentido.
En cuanto a los efectos visuales, evidentemente estamos hablando de algo más estético por lo cual, si nuestro equipo es poco potente, puede ser interesante desactivarlos, y aunque por norma general no tienen un peso demasiado destacado, lo cierto es que, si vamos sumando todos los pequeños ajustes que estamos haciendo, al final el resultado es que conseguimos no optimización bastante buena.
Configurar los efectos visuales
Comenzamos con los efectos visuales, para lo cual vamos a acceder al Panel de Control y posteriormente entraremos en el apartado “Sistema y seguridad”. Al hacerlo nos aparecerán varias opciones entre las que elegiremos “Sistema”.
Ahora observamos la parte izquierda donde tenemos la opción “Configuración avanzada del sistema” en la que tendremos que hacer clic.
Hecho esto se nos abrirá la ventana de propiedades del sistema, donde nos dirigiremos a la pestaña “Opciones avanzadas” y aquí haremos clic en el botón “Configuración” que se encuentra en el apartado de rendimiento.
Nos aparecerá una lista similar a la siguiente con todas las configuraciones que podemos ajustar, pudiendo desde elegir que Windows sea el que elija la configuración más adecuada en función del equipo, hasta personalizar todos y cada uno de los efectos visuales.
Evidentemente aquí vamos a elegir lo que más nos convenga en función de nuestras necesidades y de la potencia del equipo, de manera que tan sólo nos quedará guardar los cambios con lo que habremos logrado una mejor apariencia o un mejor rendimiento en base a la configuración elegida.
Configurar las opciones de energía
Para configurar las opciones de energía volvemos de nuevo al Panel de control, pero en esta ocasión entraremos a “Hardware y sonido”, para a continuación dirigirnos al apartado “Opciones de energía” con lo que veremos que tenemos la posibilidad de elegir un plan equilibrado o el plan económico.
El equilibrado es el que nos va a permitir un consumo de energía mayor cuando existe una mayor demanda de potencia para el equipo, mientras que el resto del tiempo hará todo lo posible por consumir el mínimo. Sin embargo, en el caso del plan económico lo que hace es buscar economizar al máximo el consumo de energía en todo momento.
También tenemos una tercera alternativa que es la posibilidad de activar el plan de alto rendimiento, en cuyo caso evidentemente lo que estamos diciendo al equipo es que consuma todo lo que necesita para poder garantizar el máximo rendimiento posible en función de sus características.
Para poder activar esta tercera opción tenemos que hacer clic en “Mostrar paneles adicionales”, donde veremos esta alternativa sobre la que podemos hacer clic y de esta forma exigir el máximo rendimiento al equipo.
Como decíamos, si lo que buscamos es conseguir un funcionamiento óptimo, el alto rendimiento es la opción más adecuada, pero si lo que queremos es consumir el mínimo posible, entonces el plan económico será el que deberemos activar.
Por defecto, lo habitual es que esté activado el plan equilibrado, ya que de esta forma se consigue un equilibrio bastante bueno entre los dos planes anteriores.
Configurar la memoria virtual
Ahora vamos a ajustar también la memoria virtual, lo que significa que tenemos que modificar el archivo de paginación del sistema.
Por norma general, para que os hagáis una idea, lo habitual es que el sistema operativo administre automáticamente este archivo de paginación, de manera que si tenemos instalados 16 GB de memoria RAM, destinará 3 GB para paginación, y en el caso de tener 32 GB, la paginación será de 5 GB.
No obstante, cabe destacar que cuanta más memoria tengamos instalada, el archivo de paginación puede ser más pequeño, ya que no es normal que el ordenador esté utilizando toda la memoria a la vez.
Para poder reducir el archivo de paginación lo que vamos a hacer es entrar al Panel de control y accederemos al apartado Sistema y seguridad, para a continuación seleccionar la opción Sistema.
Ahora observamos la parte de la izquierda y hacemos clic en “Configuración avanzada del sistema”, de manera que en la nueva ventana que nos aparecerá no tenemos más que elegir la pestaña “Opciones avanzadas” y a continuación vamos al apartado Rendimiento donde haremos clic en el botón “Configuración”.
Ahora estaréis viendo otra nueva ventana donde nos tenemos que dirigir a “Opciones avanzadas”, con lo que os aparecerá algo similar a lo siguiente:
En el apartado de la memoria virtual hacemos clic en el botón “Cambiar…”, y en la nueva ventana quitamos la marca en la casilla “Administrar automáticamente el tamaño del archivo de paginación para todas las unidades”.
Básicamente, con esto lo que hemos hecho es decirle al sistema que no queremos que administre el archivo del tamaño de paginación de forma automática, pero evidentemente lo que tenemos que hacer ahora es indicar cuál es el tamaño que queremos en nuestro caso en particular.
Como podéis ver en la imagen, lo que tenemos que hacer es seleccionar el apartado de tamaño personalizado, y para saber la cantidad que tenemos que indicar, no tenemos más que observar en la parte de abajo donde nos indica el tamaño de archivo recomendado.
Escribimos la misma cantidad en ambas casillas, aunque en este sentido cabe destacar que, en función de la cantidad de memoria RAM que tengáis instalada, quizás os pueda interesar variar esta cifra para lograr una mayor optimización.
Optimiza el uso de tu procesador, RAM y disco duro
Ahora vamos a pasar a optimizar el procesador, la memoria RAM y el disco duro.
Cómo optimizar el procesador
Para optimizar el procesador, lo mejor que podemos hacer es evitar que haya programas funcionando cuando no los vamos a utilizar.
Si habéis ido siguiendo los pasos que hemos indicado en los apartados anteriores, ya habréis conseguido parar más de uno de ellos, evitando de esta forma que estén en segundo plano consumiendo recursos cuando realmente son programas que vienen por defecto, pero no utilizamos ni necesitamos para absolutamente nada.
En cualquier caso, lo mejor que podemos hacer para tener un procesador bien optimizado es evitar que trabaje más de la cuenta, lo que significa que vamos a desinstalar todos los programas que no necesitemos tanto si los hemos instalado nosotros como si venían por defecto, además de que nos fijaremos bien en que no funcionen en segundo plano aquellos que utilizamos de forma ocasional pero no diariamente.
Cuánta memoria RAM necesito
Como seguramente ya sabréis, la memoria RAM es una memoria temporal en la que se almacena determinada información con el objetivo de que el microprocesador pueda recurrir a ella de forma rápida y efectiva, evitando tener que pasar por el disco duro y recargarla de nuevo cada vez que sea necesaria.
Esto significa que a partir del momento en el que iniciamos nuestro equipo, se comienza a cargar información en esta memoria, y por supuesto, cada programa que utilizamos, también va a introducir información importante y de acceso rápido, pero no siempre al cerrar dicho programa se va a liberar esa información, sino que permanece almacenada en la memoria RAM hasta que volvamos a apagar el ordenador.
Por ello puede ser interesante tener un programa como es el caso de Advanced Systemcare, el cual no sólo nos va a ayudar a mantener optimizado nuestro equipo, sino que además también añade una pequeña ventana nuestro escritorio a través de la cual encontraremos un botón con forma de cohete que nos permitirá liberar la memoria RAM que ya no vamos a necesitar.
Por otra parte, también es muy importante que tengamos en cuenta que cada vez vamos a necesitar almacenar una mayor cantidad de información en esta memoria, ya que cada vez los programas son mucho más exigentes en este sentido, y necesitan tener a su disposición una mayor cantidad de información relevante.
Por esa razón, si vemos que tenemos problemas de memoria RAM, el programa que os acabamos de comentar puede ser una buena salida temporal para lograr una buena optimización y así liberar memoria de vez en cuando, pero básicamente es el momento de empezar a plantearnos la posibilidad de ampliar la memoria RAM de nuestro dispositivo, de manera que lo mínimo que deberíamos estar barajando sería entre 8 GB y 16 GB de memoria RAM.
Con esta cantidad no deberíamos tener ningún problema, incluso aunque trabajemos con varios programas abiertos a la vez.
Eso sí, antes de realizar la ampliación, recuerda que te tienes que asegurar que la nueva memoria que vayas a instalar es compatible con tu placa base, ya que hay distintos modelos y, en este sentido, también aprovechamos para que tengáis en cuenta un detalle muy importante, que es el hecho de que tu equipo va a tener un límite en cuanto a módulos de memoria RAM se refiere.
Hay placas base que permiten dos módulos mientras que otras permiten cuatro o incluso más, por lo que es un detalle muy a considerar antes de comprar los módulos y hacer números queriendo aprovechar los que ya tenemos instalados.
Y recuerda que la memoria RAM siempre funcionará con la velocidad máxima del módulo que permita una menor velocidad, otro dato también muy a considerar ya que nos va a servir de nada comprar módulos de gran velocidad y después dejar instalados los que ya tenéis siempre y cuando cuenten con una velocidad inferior.
Qué tipo de disco duro me vendría mejor
Y por supuesto también debemos tener muy en cuenta el disco duro, ya que es uno de los elementos clave para poder tener un equipo bien optimizado y que funcione a una buena velocidad.
Los discos duros tradicionales se siguen utilizando y, de hecho, siguen siendo el disco con el que viene la mayor parte de nuevos equipos, muy especialmente si hablamos de ordenadores económicos.
Sin embargo, nuestro caso os aconsejamos que deis un paso al frente y que instaléis un disco SSD, ya que vais a poder experimentar un aumento de velocidad que nunca antes habíais imaginado, consiguiendo que vuestro equipo se inicie y pague mucho más rápidamente, y cualquier acción que llevéis a cabo durante su utilización, será mucho más rápida y efectiva.
A día de hoy, los discos duros SSD han bajado mucho de precio, de manera que podéis barajar la posibilidad de instalar un SSD como disco principal y un disco duro tradicional como disco secundario.
En el disco duro principal instalaremos el sistema operativo y todos los programas, mientras que el disco duro secundario nos servirá para almacenar archivos de todo tipo, consiguiendo de esta forma mantener más liberado el disco duro SSD principal, gracias a lo cual no será necesario que busquemos uno que tenga un almacenamiento excesivo, lo que se traduce en que podemos ahorrar un buen dinero en este cambio.
De hecho, por norma general, con un disco duro SSD de 250 GB para instalar como disco duro principal, vais a tener suficiente, salvo si instaláis muchos juegos y aplicaciones, pero por norma general no suele ser necesario más de 150 GB para la instalación de programas.
Y recordad también que en la medida de lo posible debemos mantener el disco duro bien limpio y ordenado, lo cual significa que eliminaremos los programas que no utilizamos, pero además también vale la pena utilizar herramientas como Advanced SystemCare o CCleaner para mantenerlo todo bien organizado y limpio, incluyendo el Registro.
En el caso de los discos duros SSD no es necesario, pero para los discos duros tradicionales, hay que defragmentar el disco de vez en cuando, consiguiendo de este modo que todos los archivos estén bien ordenados, lo cual aumenta la velocidad en su utilización.
Formatea Windows 10 si no consigues solucionar el problema de rendimiento
Con las recomendaciones anteriores, lo más habitual es que hayas logrado mejorar el rendimiento de tu equipo, además de que muy posiblemente también podrás observar un descenso en su temperatura o de su consumo.
No obstante, hay que tener en cuenta que en ocasiones el problema no surge porque tenemos el equipo mal optimizado, sino que se debe al hecho de que hay algo que no funciona adecuadamente, ya sea porque hay una instalación corrupta, o incluso algún virus está haciendo de las suyas.
En cualquier caso, lo que tenemos que hacer si no conseguimos mejorar el rendimiento con los cambios anteriores, es directamente formatear el equipo, o al menos proceder a realizar una reinstalación o restauración.
Reestablecer Windows 10
Windows 10 nos llega con una novedad muy interesante, que es el hecho de poder restaurar el equipo sin la necesidad de utilizar el disco de instalación, de manera que lo que tenemos que hacer en este caso es acceder al cuadro de búsqueda de Windows 10 y escribir “Reestablecer este equipo”.
Seleccionamos esta función y veremos que nos aparece una ventana de restablecimiento, de manera que en nuestro caso no tenemos más que hacer clic en “Comenzar”.
Al hacerlo tendremos una ventana similar a la siguiente:
Donde básicamente podemos observar que tenemos dos opciones que son reestablecer el equipo por completo, eliminando todos los archivos y programas que estén en el disco duro, o también podemos reestablecer el equipo manteniendo todos los archivos personales y programas.
La opción “Mantener mis archivos” puede ser suficiente en la mayor parte de casos, muy especialmente si se trata de un funcionamiento anómalo debido a que hay mucha basura, los drivers no es también instalados, se ha estropeado el propio sistema operativo, etc., pero por supuesto, si queremos realizar una limpieza en profundidad, deberemos optar por la opción “Quitar todo”.
Eso sí, si optas por quitarlo todo, recuerda que todos los archivos y programas van a desaparecer por completo, lo cual significa que es imprescindible que realicéis una copia de seguridad de todo o de lo contrario lo acabaréis perdiendo y no lo podréis recuperar.
En cualquier caso, la copia de seguridad es siempre recomendable para evitar perder nada, con lo que, en cualquier caso, es el primer paso que os recomendamos.
Otro detalle es que si lo quitamos todo, en ese caso sí que vamos a necesitar un disco de instalación, el cual podemos obtener directamente desde la página oficial de Microsoft si no lo tenemos a mano, de manera que no tenéis más que dirigiros al apartado para descargar Windows 10 oficial, con lo que básicamente vais a descargar una herramienta que será la que os permita crear un DVD o un lápiz de memoria con todo el programa de instalación del sistema operativo.
Recuerda que lo único que vas a necesitar en este caso es tener tu clave, pero como la instalación la estás realizando en un ordenador que ya tenía Windows 10 instalado, entonces el propio programa de instalación se encargará de recuperarla y seguir utilizándola, por lo que en este sentido no te tienes que preocupar en absoluto.
Básicamente, a través de estas recomendaciones, a partir de ahora vais a poder realizar esos pequeños cambios que necesita vuestro equipo con el objetivo de aumentar su rendimiento y mejorar sus capacidades, consiguiendo de esta forma poder trabajar de un modo mucho más fluido y, sobre todo, evitar esas interrupciones y bloqueos que se estaban produciendo últimamente, y en cualquier caso, como os decíamos, si veis que no conseguiréis una mejora sustancial haciendo los cambios indicados, entonces lo más recomendable es realizar un formateo completo a través del cual podréis conseguir que el equipo esté completamente limpio y funcionando de un modo óptimo, logrando de esta forma que todos aquellos programas que no funcionaban adecuadamente, ahora lo hagan de un modo correcto.