Uno de los elementos de hardware más importantes de nuestro PC es el disco duro, y gracias a las nuevas unidades SSD, desde luego puede suponer un antes y un después en el rendimiento de nuestro equipo. Por esa razón a continuación vamos a explicaros algunos conceptos imprescindibles que deberéis tener en cuenta a la hora de comprar un disco SSD.
Precio del disco SSD
Pues sí, vamos a empezar por el precio de los discos duros SSD. Este aspecto es muy debatido con frecuencia, y es que no debemos olvidar que los discos SSD han aparecido hace poco en el mercado, lo que hace que su precio todavía sea algo excesivo muy especialmente si los comparamos con los discos duros tradicionales.
Por supuesto está claro que la inversión vale la pena y mucho, ya que a día de hoy se trata de uno de los principales cambios que podemos realizar en nuestro PC para mejorar su rendimiento. No obstante, estos precios tan elevados van cambiando poco a poco, y es que cada vez más encontramos distintos fabricantes que traen consigo nuevos modelos que compiten entre sí y esto supone un descenso en los precios dentro del mercado.
A su vez, la fuerte bajada de precio de las memorias flash NAND hace que cada vez más estos discos sean accesibles para todo el público, y en conjunto hemos podido comprobar que en apenas cinco años el precio de estos dispositivos ha descendido en hasta un 90%.
No obstante hay que tener en cuenta también que dentro de un mismo fabricante, sus modelos pueden variar de precio, y en este sentido, los discos SSD de mayor capacidad salen más rentables que los de menor capacidad, ya que cada GB puede disminuir su precio inclusive en más de un 50%.
Capacidad del disco duro SSD
Otro aspecto importante que vamos a tener en cuenta es la capacidad del disco duro SSD. Por norma general lo vamos a utilizar como disco principal de arranque para nuestro ordenador, razón por la cual generalmente vamos a tener de sobra con 250 GB. Incluso podemos descender hasta los 120 GB sin excesivo problema, ya que en este disco vamos a instalar tan sólo el sistema operativo y los programas, trasladando nuestros archivos a un disco duro externo que puede ser SSD si queremos disfrutar de la máxima velocidad en detrimento del ahorro, o directamente un disco duro tradicional de mayor capacidad aunque procuraremos que disponga de una conexión USB 3.0 para disfrutar del máximo rendimiento posible.
Rendimiento de los discos duros SSD
También es esencial que prestemos atención al rendimiento. En este sentido os recomendamos encarecidamente que no adquiráis un disco duro SSD que ofrezca una velocidad inferior a 500 MB/s tanto en lectura como en escritura.
Este apartado hay que tenerlo muy en cuenta, ya que en la actualidad podemos encontrar discos duros SSD con velocidades de transferencia inferiores y que cuentan con un precio en el mercado muy por debajo del resto de discos duros. Sin embargo la inversión no nos va a salir tan rentable, ya que no vamos a experimentar un aumento tan destacado de la velocidad mientras que vamos a estar pagando una cantidad que realmente no nos va a suponer una mejora considerable.
Es decir, para quedarnos con una velocidad de un disco duro tradicional, mejor optamos por pagar el precio de un disco duro tradicional y no realizar un desembolso en un disco SSD.
Tener en cuenta los fallos de los SSD
Los discos duros SSD tienen una ventaja importante, y es que nos olvidamos por completo de los fallos mecánicos, ya que no cuenta con componentes de este tipo al no disponer de partes móviles. Sin embargo hay que tener en cuenta que no nos olvidaremos de los fallos eléctricos, y en este sentido debemos procurar que siempre se mantenga un flujo eléctrico constante y adecuado, para lo cual os recomendamos sin lugar a dudas que utilicéis un SAI, que no es más que un aparato que se encarga de regular la corriente eléctrica para evitar descargas y caídas demasiado fuertes. A su vez también suelen disponer de una batería que en caso de corte de suministro eléctrico permitirá que podamos guardar todo nuestro trabajo y apagar el equipo de forma segura y estable.
No obstante, también hay que tener en cuenta que los nuevos discos duros SSD disponen de células de memoria adicionales que serán utilizadas para reasignar sectores que se hayan podido dañar. Por esa razón, la garantía que podemos encontrar dependiendo del fabricante oscila entre los tres y los cinco años, mientras que se estima que la vida útil de un disco duro SSD será de al menos entre 5 y 7 años sin dar problemas.
A su vez, los nuevos discos duros están demostrando una resistencia sorprendente, y es que fundamentalmente vamos a tener en cuenta que caducan en función de los datos que entren y salgan, es decir, vamos a poder realizar escrituras con un límite establecido. No obstante, estas pruebas dejan claro que actualmente podemos llegar a superar los dos petabytes en cada disco duro, una cantidad que evidentemente ninguno de los presentes va a necesitar en ningún momento salvo casos muy excepcionales.