El uso excesivo de la tecnología: cómo afecta a las personas



El uso de la tecnología y de Internet en los diferentes dispositivos forma ya parte de nuestra rutina diaria. Tanto a nivel profesional como a nivel personal, el uso del smartphone y de otras tecnologías ocupa buena parte de nuestro tiempo libre. Cada vez más personas asocian el ocio con la tecnología y pasan un buen número de horas semanales conectados a Internet.

Se estima que más del 90% de los adolescentes menores de edad ya cuentan con un smartphone a partir de los 15 años. Y el uso medio del smartphone se estima en dos horas y media solo en las redes sociales. En definitiva, vivimos pendientes de la tecnología y ello puede ocasionar multitud de problemas de adicción, de frustración por no poder tener una vida como la que ven en las redes sociales o de anhedonia, una situación en la que se pierde todo interés por lo que esté afuera de las redes sociales.

Cómo afecta la tecnología a las personas

El uso en exceso de la tecnología puede provocar diferentes problemas en las personas, siendo los adolescentes el colectivo más vulnerable. Es el gran mal de las redes sociales en exceso lo que provoca cambios a nivel mental y social en miles de jóvenes y personas cada año. Algunos de los problemas más graves son los siguientes:

Anhedonia

La incapacidad para experimentar sentimientos positivos unido a una intensa sensación de apatía y desgana es conocida como anhedonia. Es originada por la insatisfacción que produce cualquier cosa que no forme parte de las redes sociales. Esto es provocado por un exceso de horas navegando por redes sociales, que puede provocar una falta de reactividad a estímulos placenteros fuera de esta órbita.

Nomofobia

La nomofobia es una mezcla de ansiedad y angustia que causa la adicción al móvil. Es algo que se manifiesta cuando una persona no tiene cerca su móvil, se queda sin batería o está en una zona sin cobertura. El usuario aumenta el nerviosismo y aparece una gran frustración que evita su concentración en cualquier otro asunto. 

Apnea de WhatsApp

Es un comportamiento compulsivo en el que el usuario se ve empujado a abrir la aplicación de mensajería constantemente para comprobar si tiene mensajes o si alguien ha leído un mensaje que ha enviado previamente. Preguntarse por qué alguien no responde a un mensaje de forma repetitiva, ponerse muy nervioso porque alguien tarde mucho tiempo en contestar o sentirse desplazado porque una publicación en un grupo ha quedado sin respuesta temporalmente son algunos de los síntomas más comunes.

El efecto Google

Un problema muy común por el uso compulsivo de las tecnologías es conocido como el efecto Google. El usuario recurre siempre a Internet ante cualquier duda o necesidad. Se niega a que su cerebro trabaje y guarde datos e información para recurrir constantemente al buscador. Es una nueva especie de droga en la que siempre hay que estar buscando algo para estar satisfecho. 

Problemas sociales ocasionados por la tecnología

El mal uso de la tecnología puede acarrear importantes problemas sociales e incluso legales. El más conocido y con más campañas de concienciación es el bullying. Un tercio de los adolescentes afirma haber sufrido bullying a través del teléfono (redes sociales, apps de mensajería…), una cifra que se eleva hasta el 42% en el caso de jóvenes LGTB. Es el traslado del bullying tradicional a las nuevas tecnologías, por lo que también es conocido como ciberbullying.

Otro problema muy extendido entre los adolescentes es el sexting. Entre un 15% y un 30% de los adolescentes han recibido imágenes de desnudos o de contenido sexualmente explícito sin haberlo pedido a través de su smartphone. Muchos también envían desnudos a parejas sexuales que luego utilizan para chantajear y exigir el intercambio por algo, lo que ocasiona graves problemas en muchos adolescentes.

No podemos olvidarnos de un gran problema como es el grooming. El grooming es una práctica de acoso e incitación a quedar por parte de adultos que se hacen pasar por adolescentes. Hasta un 25% de los adolescentes afirma conocer a alguien que ha sido engañado por personas mayores de edad a través de chats y otras apps tecnológicas mintiendo con la edad o el aspecto físico para poder acceder a ellos más fácilmente.

En definitiva, el mal uso de la tecnología puede afectar a las personas, tanto a nivel personal aflorando ciertos problemas de salud y ansiedad; como a nivel social, con problemas como el ciberbullying o el sexting de plena actualidad en colegios e institutos. Un problema extendido que requiere de estrategias para fomentar el uso correcto de la tecnología.

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